31 enero 2007

Falsas leyendas

Sindal corría por su vida y la de su hijo, esquivando con destreza los arbustos y las zarzas del bosque. Era una mujer menuda , bien proporcionada , de rasgos hermosos , casi felinos , y con un distintivo corte de pelo en forma de lágrima .Abandonados el bastón , el casco , la coraza y las grebas ,desgarrada su sencilla túnica de lino , brillaban sus pechos blancos y desnudos a la tenue luz de la Luna . Oía la leve respiración de su perseguidor entre las sombras , a su espalda .Ambos eran criaturas de los bosques , o al menos ella lo había sido, y sabían como desplazarse sin dejar rastro ni producir ruido alguno. Una presa más frágil haría horas que hubiera fenecido; un cazador menos hábil y tenaz hubiera ya desistido . Eran dignos oponentes. Quizás por el amor que les unió , enlace más carnal que sentimental , el odio que ahora les separaba era más intenso.

Recordaba ahora sus días de formación en la disciplina del druida . Su frustración constante frente a las enseñanzas en las que una y otra vez fallaba. Novicias más jóvenes que ella avanzaban en la jerarquía de la Orden : semilla , lágrima , retoño , hiedra y mariposa . Y esos eran los grados iniciales . Tras duros años de entrenamiento solo había conseguido seguir el camino hasta lágrima . Tenía que soportar que algunas de sus compañeras se convirtieran en sus maestras en determinadas disciplinas. Nadie se lo reprochaba , más bien al contrario alababan su determinación y coraje para continuar donde otras muchas hubieran abandonado hacía años. De cada diez pretendientes solo dos o tres conseguían terminar el noviciado. Las demás , tarde o temprano , regresaban a su aldea. En un solo año alcanzó su rango , después quedó estancada sin solución. Las pruebas comunes e incluso habilidades propias de sauce , el primer grado del circulo de druida , no suponían dificultad. Su problema radicaba en la llamada. Cada iniciada que deseara alcanzar el grado de retoño debía convocar a una de las bestias míticas : unicornio , pegaso , hipogrifo o quimera. No pretendían que pudieran controlarla , ni mucho menos , solo que acudieran , luego druidas más expertas domeñaban a la criatura. No dudó : el unicornio sería su elección. Pasaron diez festivales de primavera, en los que las nuevas pretendientes eran recibidas , y la tradición marcaba que se realizaran las diversas pruebas. En cada uno de los eventos fracasó. La madrugada anterior al undécimo festival acudió a visitarla Irazia , una venerable druida de mirada amable , cuerpo atlético pese a su edad y cabellos blancos peinados en un complicado diseño.

-Querida tenemos que hablar de la prueba de mañana.– dijo la anciana- Hemos pensado mucho en tu caso , están a punto de cumplirse once años de tu ingreso en nuestras filas .... (Continuara son 5 páginas a una por semana ...)


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